LINEA 2 + METRO BELLAS ARTES x SARCASMO= "LA COSA UTIL"

Que se les puede decir, siempre a la vanguardia de la genialidad, verdaderos estetas del transporte y la decoración urbana, no hay culpa, nuestro país siempre ha sido una bella fachada de cartón piedra que oculta la masa informe de errores detrás. Sólo imagino una pobre viejuja de La Cisterna intentando dar con el color de su estación, una condena a mejor quedarse en casa hasta la muerte... o a los españoles recibiendo un mono animado chileno para pegar en casco antiguo de Madrid. Los genios también mueren y a algunos nadie los recuerda, velocidad genial v/s lenta comodidad. Srs. y Sras. Estetas, magos del acomodo y el patronazgo servil: Sigan construyendo su ciudad acelerada.

HOY HUELE A NUEVA ESTACIÓN, LAS MURALLAS DE LOS ALTOS EDIFICIOS SACAN CHISPAS AL SOL MAÑANERO MIENTRAS ABAJO LA GENTE CAMINA COMO SI HUBIESE APRENDIDO A HACERLO HACE UNAS HORAS.

HUELE A NUEVA ESTACIÓN Y LA GENTE SONRÍE FESTEJANDO EL CLIMA. SOL...

DESDE LA MUCHEDUMBRE ALGUIEN SE asoma, DE LA ESPESURA DE CUERPOS ALGUIEN resalta, DE TANTA CARNE PARECIDA, UNA LOGRA distinguirse.

HOY CUANDO ES YA PRIMAVERA, EN LA ESTACIÓN DEL METRO ALGUIEN SE LANZA, CON CABEZA, CON BRAZOS, CON LA HUMANIDAD TODA, CON LA CIUDAD A CUESTAS Y CON TODAS SUS GENTES BOQUIABIERTAS.
ENTRE ESTACIONES NOS VAMOS DESPIDIENDO.

cuento corto




HABÍA UNA VEZ UN MUNDO QUE ESTABA SÓLO HABITADO POR EMPLEADOS MUNICIPALES...

FIN

feivuc
¿Cuantas fotografías se saca al año una adolescente con dos dedos de la mano parados, saludando como lo hacían los hippies, pero al revés?
Mi foto más antigua es de cuando tenía unos tres años. Salgo dibujando en la penumbra, como queriendo sonreír, con un mono de goma o plástico al lado. El lápiz que sostengo es más grande que mi cabeza, y debió haber sido uno de esos grafitos que apenas rayan. Que feliz debió haber sido eso.
En unas horas mas será 2009 y estamos generosamente bendecidos por nuestra gran Sra. tecnología que nos hace mugre, llenando de imágenes todo…todo es visual y HQ, plano liviano. Dentro de mi celular cabe todo lo que he vivido y las vidas prestadas de otro montón ¿Unas 150 fotos con los dedos parados se ha sacado en el año usted Srta.? En dos o tres podrá comparar cuanto han crecido o empequeñecido sus dedos. El anular es el primero en achicarse, por cada llamada de atención de un profe, jefe, cónyuge o vecino se nos reduce un poco. Las fotos de desconocidos abriendo la bocota, comiendo choripanes en la típica fase aburrida del carrete. Donde después del primer mordisco hay que puro irse. Las familias panzonas, las mismas sonrisas o las caras agresivas o chulamente seductoras. La choredad de la imagen, con niños o huevadas a mil olvidadas por minuto. A quien le importa ¿A usted, a mí, a ti también? Que registro más universal de nuestras vidas. El arte de la fotografía esta por doquier, como perros vagos, unos con mas pulgas que otros ¡Creo que lo he logrado todo, por favor mírenme! Y no se confundan porque de estas 15 instantáneas digitales, que parecieran ser iguales, no lo son, pues en una me cuelga mas saliva de la boca.
Hace una semana me encontré una cámara de ultima generación en el taxi y cobardemente se la entregué al chofer, quien debe haber sacado muchas fotos en esta navidad, o quedó como rey con el regalo para su esposa carnuda o cornuda. Me imaginé durante un segundo reemplazando mi vieja olympus por esa nuevita y en otro segundo la cara afligida del dueño (A). Y después, durante todos los vodkas de la barra, la cara feliz del taxista.
Señoras y señores, soldados de la república y gente que atiende el mesón ¡Todos a tomar fotos! Es como tomarse la confianza y para eso somos expertos ¡A llenar de imágenes el mundo! aunque sean huevadas que a nadie le importan, pues en un tiempo más y con suerte será lo único que quede de nosotros. Si no creen, miren la foto mal coloreada de los abuelitos en la pared. Srta. …al menos cambie de dedos.
pd:Si ha leído esto va a quedar mirando franjas blancas y negras...se llama post imágen y es parecido a sacar fotos. Algunos tontos piensan que es el aura.

El circo de las águilas humanas…un zoomorfo. Me despierta su propaganda a megafonazo limpio. Le contribuye en ruido una caravana de cabezas que manejan autos, de las cabezas salen brazos, que sin hallar más que hacer, tocan la bocina esquizofrénicamente, como signo de adhesión a un candidato a alcalde. Donde yo vivo un alcalde es como un patrón antiguo de un fundo espacial, en un planeta perdido en un campo seco, a la orilla de un camino seco también, donde no pasa ninguna cabeza tocando bocinas, ni cruzan animales lentos y no hay señales urbanas, salvo un letrero gigante de madera vieja, que dice “Gracias por no arrepentirse”.
Olvidé mencionar la sirena de los bomberos, que anuncia que es mediodía. A tan sólo una cuadra de distancia, me ha quedado más que claro.
Qué mañana más horrible se ha tenido, luego de comprobar que ya es la tarde.
(El patio, la casa, el jardín que no existe, todo, todo ha sido inundado de basuras y papeles enrollados con una cara interior de vergüenza.)
Antes de todo el barullo amorfo de trapecistas y payasos de toda índole, me encontraba soñando algo en donde aparecía un gusano, del porte de una baggette. Se rellenaba y tomaba volumen gracias a un millón de pequeños bichos pequeños, que eran contenidos en esta especie de bolsa tubular, asquerosamente transparente. El bicho reptaba, se enroscaba y estiraba contorsionando y moviendo todo su excremental cuerpo.
Como en algunos sueños, me pregunto y respondo visualmente de forma veloz. Entonces, realizo la pregunta (quién sabe a quién): ¿Y este animal tan feo, por dónde mira? Locuaz estímulo para seguir el trance, pues inmediatamente me percato que el maldito tubo orgánico tiene ojos, unas aceitunas blanquecinas, como de animal muerto, que semi sueltas adentro de la tripa misma: me observan.
Lo interesante como aporte de este animalejo, era que reciclaba, o más bien eliminaba papeles, pues los bichos antes mencionados que formaban su masa, que en definitiva parecían pequeños escarabajos, meaban las hojas de diarios y revistas viejas con un chorro digno del mejor actor porno, oxidándolo rápidamente, para luego comerlo. El argumento de esta lombriz gigante me parecía tan convincente, que le colaboré con un bulto de dibujos sobre papel y cartón que ya no me gustaban...
Cuando termino de escribir esto, la camioneta ordinaria del circo con su propaganda tristona a luca, ha pasado por tercera vez.
A continuación comparto con ustedes algunas notas de mi "Bitácora de abstemio", perteneciente al proyecto "Performance de Resistencia Hedonista Interáctiva", mencionado en detalle más abajo. Lamentablemente, el epílogo a esto es la pérdida de otro amigo, de esos que no conocemos personalmente, pero que la muerte se encarga de manosearnos el corazón igualmente.

DIA 7

Fatal. Exceso de café, imaginación, producción fantástica de fantasmas. Tengo mi primera crisis. No daré detalles, más lo tomé con humor.



DIA 17

Aquellos trofeos transparentes, verdosos con etiquetas de papel, algunas mal olientes por dentro, otras portando invisibles, la amenaza de seguir acumulando más trofeos similares. Desde la adolescencia, se guardan algunas incluso. Que copas de oro o plata, botellas lánguidas. Qué orgullo, sobre todo para alcohólicos esporádicos o señoritas universitarias, quienes en un rincón de su pieza, o más bastarda estética aún, en una repisa o una ventana, acumulan decenas de envases vacíos de licores, la mayoría en promoción o restada de un cumpleaños de la compañera de departamento o curso.
En nuestros talleres se han acumulado centenas. No me atrevo a calcular, pero ha sido tal cantidad, que hemos hecho un sin número de tonteras con ellas, desde fotografiarlas hasta entregarlas a niños tontos scouts, que más felices que nosotros cuando las bebíamos, cargaban el botín hasta el auto del viejo Venegas. Otra vez con Pato, estando en Baquedano, construimos idiotamente el llamado “jardín de las botellas”, que no era más que una cincuentena de botellas de vino enterradas de punta, con la boca o el gollete hacia abajo, y dejando expuestos sus culos vidriosos a la superficie. Pato hizo la zanja, yo las limpié y enterré. En la primavera, junto a los rosales y el espantapájaros construido de desechos, confirmaban que era un patio de artistas, tristes y sin dinero, pero contentos de tanta juventud, arte y copete.



DIA 18

Los días pasan rutinarios, espesamente aburridos. Relámpagos opacos, secos y de actividades lacónicas. Da lo mismo fumar o beber. Beber fue el premio, beber fue entretenerse y madrugar con los amigos, extraño madrugar, extraño a los amigos. A esos de años, sin nuestras vestiduras caballerescas de ahora, con la misma costra seca dentro de la cabeza, que se enjuagaba día tras día con litros interminables de cerveza baltica comprada y robada en la esquina de la plaza Perú. Y luego meada impacientemente en los parques, los patios de escultura, las tinas de greda, sobre la noche entera de octubre y desde un andamio alto en Barros Arana. Si me preguntan que es lo que recuerdo de la universidad, responderé que vagamente nada. Una que otra diapositiva, una imagen repentina que atravesó mi cuerpo y se hizo añicos en una parte de mi corazón, una risotada oscura, un vaso tras otro y muchas pero muchas ganas de vivir, para seguir “veviendo” al otro día.



PENÚLTIMO DÍA.

Como si todo fuera poco. Me acabo de enterar que Murió Richard Wright, nuestro tecladista, el más apreciado por mí, por su silencio constante, (no hay nada más molesto que un músico parlanchín). Se nos fue como todos nos iremos, con una brusquedad dramática, que sólo la muerte le sabe adjudicar a los vivos. El Hammond, el Farfisa y el mini-moog de Pink Floyd ya están silenciados, con las luces apagadas y de un momento a otro con las teclas secas y frías, listas para dormirse también, en ese mismo sueño cálido de notas y acordes, que Wright supo darle a sus melodías y a las texturas del sonido Floydiano.
Controversial paradoja a esta hora de abstinencia, Rick nunca soltó el pucho de entre sus dedos y sin duda que supo disfrutar de su vida, de artista, de ser humano distinto al resto, de una profesión que existe desde el útero y que sólo los artistas comprendemos porque se abraza y no se suelta nunca, hasta que ésta misma nos extingue. Aunque nadie me crea (mi sobriedad pasajera puede ser engañosa), siempre supe que sería el primero en morir, es cierto que el buen Barret se nos adelantó, pero del cuarteto más duradero, pensé que él iba a ser quien comenzaría la lista de viajeros. Es más, anoche, mientras terminaba de leer el libro “Inside Out”de Nick Mason, lo volví a pensar. Y la macabra reflexión se hizo más profunda al leer las fechas de nacimiento y burdamente asocié que Rick era el más viejo de todos. Para un énfasis peor, luego soñé tocando teclados. Y no se porque extraña razón, desde mi adolescencia fanática, he sentido que habría un antes y un después de su muerte. No tengo explicaciones.

Mañana pensaba volver a beber, y nominar las razones de mi vuelta una a una, con cada sorbo. ¿Para qué? Mañana brindaré por Richard William Wright, por cada canción suya, por cada día, desde que lo escuche por primera vez





"Performance de Resistencia Hedonista Interactiva"
CONTRATO FUNDAMENTATORIO

1 En la ciudad de Los Ángeles, en agosto fatal del 2008, los miembros inestables del “Colectivo Triciclo”, Srs: Álvaro Luis Ocampo Rodríguez, Cristián Eduardo Fuica Carrasco y Patricio Artidoro Inostroza Bello, en un ejercicio anti-aburrimiento, control mental supremático y aprobamiento físico, han determinado emprender una especie de "Performance de Resistencia Hedonista Interactiva" (intitulada arbitraria y dictatorialmente por Fuica); en donde los tres miembros serán puestos a prueba por ellos mismos y durante un mes, se privarán de apetecer las cordiales virtudes de los vicios del fumar y beber, para esto y a contar del 17 de agosto a las 0 hrs. hasta el 17 de septiembre a las 0 hrs. igualmente, los señores en cuestión no injerirán ningún tipo de bebida alcohólica, como así mismo y por si esto fuera poco a tan brutal decisión, acompañada de las no libaciones, los sujetos no podrán aspirar vía oral o nasal, ningún tipo de tabaco o similar, y/o envueltos varios. La norma estética es aplicada por igual a los tres personajes, siendo esto en su desempeño y desarrollo, un proceso personal y grupal.

2 La abstinencia perentoria, será motivo de registro pseudo artístico, mediante fotografías de estado, video discusión grupal, escritos, plástica y cualquier método que los participantes necesiten para evitar las diversas crisis, a las que estarán expuestos. Siento este material parte del resultado de este evento magno tortuoso.

3 La resistencia denota específicamente en la privación de todo tipo de aquellos exquisitos licores y ambrosías nicotina-narcóticas, más también hace alusión a la resistencia de no asombrarse, desconfiar, engañar o emprender actos dolosos, a si mismos como a terceros.

4 Si alguno de los participantes incurriera en quebrantar este contrato, ya sea por decisión propia o como causal de haber sido sorprendido en actividades tan entretenidas como el fumar y beber, el individuo en cuestión quedará anulado del evento, pudiendo los restantes proseguir con el calvario.

5 Queda estrictamente prohibido rellenar de tabaco o alcoholes, frutas, caramelos o animales faenados.

6 Los tres audaces intentarán llevar una vida normal, debiendo al menos una vez por semana frecuentar el antro del “Arlequín”, y compartir con gente que disfruta alegre de los placeres del vicio.

7 No hay punto 7



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Álvaro Ocampo Cristián Fuica Patricio Inostroza

Los Ángeles 16 de agosto de 2008

“Dos” sin “i”

¡Ay Dios mío ayúdame! En realidad nunca me ayudas…debe ser porque no creo en ti…o tal vez por mi conducta enfermiza de allegarme a las cosas y luego dejarlas, y así pasarme la vida, yendo y viniendo. ¿Ocurriría lo mismo si pudiera verte el rostro?, memorizar tus facciones y soñarme con tu frente, tu boca, tu nariz. La reconstrucción de los rostros, cuando se duerme y se sueña, debiera ser la mayor incógnita del universo. Soñamos con rostros conocidos y desconocidos, o tal vez inventados, vistos alguna vez y rescatados de la cajonera inconsciente, desde muy dentro. O quizás eso que llaman “de las vidas pasadas”; o incluso una vez le oí decir a alguien, cuyo rostro no recuerdo, que uno tenía todos los rostros del mundo dentro de uno. Como un perro que abriga parásitos por multitud, dentro de su barriga. En fin, soñamos con todo y nada. Y la nada toma formas del todo, para transformarse en nada nuevamente.
Una vez, siendo muy pequeño, soñé con ovnis. Muchos platos que, suspendidos en distintos planos del horizonte me miraban. Yo les temía porque no sabía que eran. Es más, no los conocía ni despierto, pues la ciencia ficción ni la palabrería en torno al tema, no había llegado a mí a esa humilde edad ¿Pude soñar con algo que aún no conocía? No poseía imagos, ni eidética. Ni un juguete con un extraterrestre adentro, ni calcomanías de aliens. Ni me sabía la canción de “los marcianos llegaron ya”. Nunca jugué al explorador espacial, pues reitero, era apenas un mono que aprendía a expresarse.
Entonces, dime Dios ¿porqué no estás dentro de mi cabeza, ni en sueños?
Pero no te preocupes. Una vez soñé con el Diablo. Era estilizado y muy naranjo. Así que como la dialéctica de la dualidad debiera funcionar, también debieras existir.
Entonces, con la última gota de saliva en la lengua te digo…
¡Dios mío ayúdame!

la vida es gris

Levántese abuelita que tenemos que hacer el trámite tempranito, o si no llego tarde a mi trabajo -Hoy hace frío, y parece que va a llover así que abríguese-. A los 15 minutos la vieja estaba levantada. No le costó mucho, se puso dos faldas bien gruesas abajo y por la parte de arriba un chal antiguo como ella, de lanas grises por sobre la misma ropa que tenia acostada.
Dos mujeres, una joven apurada y una vieja lenta. Son las 8:30 de la mañana y todo es gris. Nubes, calles, chal con abuelita. Al llegar al registro civil subieron la escalera que parecía ascender al cielo. A un cielo de viejos. Tres filas para hacer trámites. La más larga era para sacar carné de identidad, cosa que no hizo mucha gracia a la nieta y pareció entristecer a la viejuja, -Vas a llegar atrasada por mi culpa- escupió. En ese momento, una funcionaria vestida de falda y chaqueta gris se les acercó y haciendo ademanes de falsa gracia, les indica que son preferenciales, - Adultos mayores por aquí señora- ¡Qué alegría! Nadie sería reprendido por llegar tarde y los huesos antiguos serían puestos al descanso, muy pronto de nuevo en una cama caliente. Tome asiento, le vamos a sacar una foto. Levante el mentón un poco…un poco más. Échese un poquito para atrás, más atrás por favor. La nieta tomó todo el bulto y movió la silla, alejando la cara arrugada de la flamante cámara olympus gris de última generación. 1, 2 y…3. Vamos a tomar otra porque salió muy ploma, 1, 2…y… 3. Por ahí si…si, así está mejor. Mírese, le gusta. Desviando la cara del TV público que a esa hora exhibe su mugre de matinal, la cabeza con gorro, con toda su grisácea masa asintió: Si, soy yo. Al instante y luego de registrar un pulgar gastado y hacer una firma tiritona, el negocio estaba hecho. Son 3.300 pesos, venga a buscar su cédula de identidad en 15 días. En esos minutos la abuela ya estaba rodeada de más gente. Una funcionaria, que debe haber visto en ella a algún pariente muerto, se acercó y le limpió el pulgar entintado con un trozo de papel absorbente, mientras otra mujer de lentes y atuendo gris miraba la pantalla del computador con una sonrisa que decía “Qué viejita más linda”. Las filas estaban más largas que antes y cada persona de pie parecía un año tras otro. Tiempo pasado, presente sin futuro. La abuela les sonrió a todos y en cada ojo gris había una disculpa a cualquier cosa. –Ve que salimos ligerito, ahora va a poder hacer todos sus trámites para la sucesión- dijo la nieta. Muchas gracias hijita, contestó la vieja ¿ Me compras una bolsita de maní?
nDel grifo

No me refiero al embrollo mórfico mitológico, sino a esa cosa parada en las esquinas que ocupan los bomberos cuando algo se está quemando. Su antecedente acuático ni mencionarlo. De su carácter funcional menos aún. De su posición, privilegiada en la esquina, quizás.
La primera vez que vi uno con recuerdo (hemos visto, pero sin recuerdo es como si no existiera), tenía unos tres o cuatro años, y la verdad es que me llamó la atención por su color: Rojo. O casi, por que mas bien el color latigueaba sobre el fierro original, algo sucio en aspecto, pero lo suficientemente simpático perceptualmente, como para adquirir una dimensión de prioridad a mis cortos años. De lo simpático (palabra odiada por muchos actores estetas) me resguardo su similitud con una galería sin fin de personajes de niñez. Nadie puede negar que el grifo tenga una nariz o una boca, y que también tenga un gorro, algo así como un casco de seguridad que sin duda ha de retener un montón de ideas húmedas. Para mayor asombro, poseía el tamaño de cualquier humano de mi edad.
De los antiguos grifos me llama profundamente la atención su fabricación tubular, cilíndrica con relieve en el centro, que es parte de otro tiempo en donde todas las cosas merecían un decoro. O un atisbo de mano ociosa, que mas allá de lo funcional proclame su virtud ornamental, para mantener a nuestro criterio estético en actividad, sumergirlo en delirios profundos y que encumbren la idea por sobre el qué el cómo y el porqué; La necesidad de la caracterización, mediante elementos formales de una cosa cualquiera, quizás sea el tema de todo esto. Sin inquietarse demasiado, mi participación en este escrito acerca del grifo, va por este rincón del pensamiento. Para mí un grifo en desuso o sumergido en una población donde nunca hay incendios tiene la misma importancia que la de un grifo amarillo reluciente, en la esquina más importante del pueblo. Antes eran rojos, hay países en donde todavía conservan este color, verdes incluso. Pero pareciera que el amarillo es el más importante. No olvidar que es el color cálido que avanza más que ningún otro, por lo que acarrea atenciones y también el acaparamiento del entorno, situación secundaria problemática para otros objetos que circunden a nuestro grifo; entonces, árboles edificios y demases adoptan un comportamiento de estrecha información visual, cuando acompañan en su estado estático a cualquier grifo amarillo, pequeño como ya hemos dicho y de absoluta condición artificial. Un grifo en el páramo es centro de interés total, en una avenida es un punto de quiebre a la horizontal moribunda, y en medio de la ciudad será el perpetuo acabose tensionado de nuestra mirada. Tanto así que todos hemos tocado uno. Yo por lo general lo toco todo, sobre todo casas y edificios antiguos, tal personaje de Dostoiewski. (Que idiota).
Últimamente el grifo se ha convertido en diversas opciones a la hora de denotar su proximidad con lo ciudadano. Es pieza cerámica de artesanos (me interesa la razón de la opción), mono animado de una empresa de aguas, con nombre de fantasía y todo. Eternamente un meadero de perros. Simbólicamente significa un resguardo, y para otros la forma lúdica de veranear barato, en el sol de la vereda pública pop.
Tantas capas de pintura, sobre los grifos más antiguos, en un pésimo manejo de restauración, han hecho del objeto una masa irregular. Movediza y carente de su singular y original figura.
¿Qué es un grifo para mí? Es una corta línea vertical amarilla, que me saluda cuando paso cerca. Yo le toco la nariz y le respondo: Es nuestro saludo a la mutua inercia.
"semoscosis"
Mosca muerta de espaldas, semicochina...o cochina entera, mojada en matamoscas sólo para cumplir el cochino deseo de fotografiarla. Al final lo que más gusta es el fondo. Siempre será así; el fondo cochino que se come a la mosca, semimuerta, semifotografiada, semiempapada y adornada. Semimoscamuerta como usted.... o muerta entera.
Demonio urbano muere atropellado a dos cuadras de mi taller. El cielo lloró su partida. autoplagio





YA TENGO NUEVOS AMIGOS!!!!

¡Señora, señora!, que bien se ve usted esta noche, el trasero se le ve mas pequeño y armoniza correctamente con el ciño en la cintura. No crea por completo mis palabras, pues soy una viejecilla a quien nadie ha puesto un dedo encima y la fogosidad de antaño, fue apaciguada, drenada de mis venas y correctamente enjaulada en un rostro arrugado como el que uso hoy. ¡Perdonadme, oh misericordiosa! denoto que su vestimenta esta algo pasada de moda, y es que en eso nos parecemos y no tengo mas que alardear a usted y a mi por tan grato gusto en el diseño. No piensa usted acaso mi fría querida amiga , que no podría alguna vez ayudarla, digo bien…algo como reemplazar el cansancio de sus pies por los míos nuevos (de años, pero usados lo justo). Su mirada ha de ser fácil de imitar, ya que es su corazoncito bello el que observa en realidad, algo así como… a un hijo noble. O tal vez muerto… Yo… yo la puedo imitar muy bien, tan solo míreme un ratito…ve, ¡ve! ¡Nos miramos juntas las dos, si parecemos un espejo! A ver, a ver… juguemos a cambiarnos. Yo subo y usted baja hasta acá, ¿le parece? Yo la ayudo, tan solo déjeme sacar las velitas, las flores y esta agua podrida. Yo le ayudo a caminar sin que se le mueva nada, ni sus ojitos quietos, ni su coronita de reina. ¡Pero que pesada esta usted! Ve, ve. Si somos iguales. Yo he venido intentando comer menos pero me ha sido imposible, imposible Casi eternos son mis viajes al baño, tanta pastilla y eso, pero pesamos lo mismo. ¡Noooo! si esto estaba arregladito por su hijo desde hace mucho, yo lo escuché clarito. Ve. Listo. Usted se queda allí mirándome tantito rato, yo la haya imitado a la perfección. Míreme. ¡Míreme pues!, Deje de mirar hacia abajo, mire aquí arriba donde yo estoy. Estoy igual, y eso que tú ya no sufres como yo. No me moveré de aquí hasta que me des la cara. No tengo hambre, ni sed, ni sillas cómodas en donde sentarme, ni nietos que cuidar los días sábados. ¡Aquí, aquí me quedaré, hasta la eternidad! Porque yo soy tú y tú eres yo, ese es el juego, ingrata sin ojos.
Por la mañana, el sonido de llaves y puertas espantó palomas. El diácono tenía que preparar los ajustes para la misa de las ocho. A la izquierda del altar mayor, una estatua de una virgen daba la espalda. Arriba, entre agua derramada y pétalos añejos, una vieja inmóvil miraba firme el suelo.

Y quedó ahí tendido, en compañía de algodones y fibra sintética negra, un pedazo de pellejo raído y seco, que más bien parecía un trozo delgado de cáscara de queso, de esos que los viejos le preparan amargamente a los ratones en trampas de fierro. Y pensar que hace una hora atrás, era parte del conglomerado de las ciencias, e iluminado bajo un cilindro de veinte espejos, servía para definir un gran acontecimiento histológico. “El tejido presenta una consistencia bla bla bla”, “y su trama revela con exactitud la presencia de bla bla bla bla”. Su dueño, con un delantal blanco, “hablabla” así a una libreta, a intervalos de lápiz y de ojo en un extremo del cilindro. La carne no sabe hablar cuando es sólo la parte de la parte, una cadena inerte la hace apenas presencia y no se diferencia de un grano en una cabeza sucia. Entre dos vidrios muy desintoxicados, aparece una frágil lámina, que antes y siendo esa parte de la parte, estuvo cubierta con pulseras de cuerina. Esta muñeca colgó de una camilla, y un veinte de septiembre, 46 días antes, estuvo entre el ante brazo y una mano que intentaban detener un picotazo de fierro proveniente de la furia ebria del Ortiz, que en la verdad tricolor de la noche, dieron justo en la cabeza del dueño de esta mano, la cual minutos antes sostenía una caja de vino, que se movía, balanceada de arriba hacia abajo, en un baile fúnebre, brindando por el bien de la patria, del guata Ortiz y del mismo bebedor, Don Luis Dávila, un viejo que ya era parte del cemento que se dormía arenoso en su espalda todas las noches, o a pleno día. Meses antes, supo que su hija sureña había dado una cría más sana que todos juntos, y eso, sin agregarle sarda alegría, le hacía confidenciar a su vida de mendigo, cierta idea de tarea cumplida.


Todavía se le ve aparecer por la calle, viniendo grueso y lento, pero son sólo las siluetas de los árboles, que vistas durante tres horas seguidas a medio día, parecieran caminar.
Destilado plástico de "Cenatorio".
La poesía chilena ha parido un bebé rabioso...
www.caminodelciego.blogspot.com








Con la lengua le recogía el cerumen. Un perrito lanudo, de color verdoso y manchas apareció en la escena. ¿No me diga que con el perro también?


La ficción se ha puesto muy pesada, y en los últimos meses se precipita todo. Incluso aquel, que se precipitó de un séptimo piso en el mes de noviembre, hace justo un año.

Una profesora entrada en años, con su delantalcito muy blanco, su pelo escarmenado casi escultórico, teñido anaranjado con las llamas de cuarenta años, enfrente de cuarenta cabezas con dos ojos cada una, mirando. Un atado de libros tocándole los pechos, oprimiéndolos en cada viaje a la sala de clases. Llendo por el patio iluminado en tragedia. Cruzando con la vista al frente y con cada paso corto recordando, que un día había querido tirar los libros a medio camino y darles de patadas, hundirles el taco en el número de curso de la tapa y arrancar hoja por hoja la tinta, blasfemar a su alrededor, manotear el aire a su antojo, mirar el cielo quedando muda y por último, recoger su paño con el cual ha limpiado infinitamente su silla y pupitre de maestre y secar una lágrima ya vieja en la orilla del ojo. Pero ya no había más sendero que este. Una línea invisible, que vista desde arriba parecería un cable de corriente mortal o una hilacha de sangre, o una cana eterna.



Si con el sol funciona, con parafina también. No ve que los dos dan calorcito. Vieja idiota. Con esa capa pulposa sobre la lengua nada ha de funcionar.


Recuerdo con aquella sonata, a mi cabeza afiebrada, pensando y pensando. De todos los sueños que he tenido durante la noche, inclusive de los no recordados y de la última vez que me oriné en la cama, de una lámpara hecha con palos de helados nunca comidos y de una imagen pegada en la pared de un zorro fotografiado para un calendario de 1981. Con los bordes hacia fuera de tanta humedad.

El análisis estético de un lápiz bic cristal color azul. A eso me refiero con lo de sincretismo entre la unidad armónica de una superficie de mesa muy limpia y las baldosas con tierra del jardín. ¿Me entiende ahora?






(extractos torcidos e informes de los "Cuentos automáticos sin comienzo"

UnA bicIclEtA.
Un cassette. Aprendido entre la pubertad y un porrazo.
De un cassette siempre se aprende el final de los temas que vienen antes del favorito. Un emblema podría ser para la patria una gallina muerta bañada en caldo. No a la exhibición proclaman cinco personas con grandes carteles de letras rojas.
Y dicen que la amistad dura sólo hasta el último vaso.









VISTA AÉREA, "LA QUEMA DE UN FONDART"
proyecto nunca envíado, destinado al fuego

OBRAS EN PROCESO
Destilado plástico de las "elegías" de Rafael Rubio



"Hay ropa tendía" Instalación Sala Pedro Luna L.A.

cajón con ciento ochenta puchos
para usted...la inefabilis.
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"Ornamento Caminando". Pintura de formato pequeño. Acrílico, un Fuica del 2005.

Extasis (*)

La mujer llegó preguntando por un tal San Simón, la ese sonaba a catacumba cuando salía de entre sus dientes. Con una mirada fija de ojos en vidrio lastimó incluso la voz, que trémula salía cada vez que hacía la pregunta; pues la hizo, y varias veces. LA MONJA VOLTEÓ, LA MUJER CRESPA Y EL NIÑO TAMBIÉN. De entre el olor a humo de velas y los fríos típicos de madera antigua de iglesia, la mujer de gris le contestó que no. San Simón no estaba en aquella iglesia. La monja estimuló una vez más su garganta con pequeñas toses y le sugirió que visitara la imagen de un cristo en sangre, un eccehomo. ¿Que tendrían que ver dos iconos totalmente difusos el uno al otro? A que perdida construcción de cruz en cima había llegado la devota simonésca, no había indicio; y la iglesia era humedad. Las velas eran ficticios chispazos y el celeste de los muros armonizaba muy bien con la ropa de los ángeles. Era invierno. ¿Es necesario decir acaso que la mujer piadosa traía un paraguas? Y UNA PARKA AMARILLA Y SU VOZ TREMULA. Cuando el silencio y el invierno comulgan juntos dentro de una iglesia la fe realmente existe. Si no, pregúntenle a la mujer amarilla, quien de pie y con la vista enfrente al santo rojo recomendado, y luego de unos segundos de hacer sollozos, se hincó, y abriendo los ojos como lámparas blancas fingió el milagro y depuso su ruina. Con sonrisa hipnótica, concluyó de excretar sus ojos contra el yeso, mientras los perdidos del cristo implorando al padre, se elevaban. Todo era ojos. Y la estatua contigua de un párroco muerto miró también la escena, y el ojo izquierdo del cordero pintado en el techo, y la mujer crespa se los tapó al niño. Y la monja dejó de toser y apuntó con el dedo a la parka amarilla, que era violeta incandescente entre tan poca vela. Y comenzó un sonido, un crujido y el frío sonó a estridente craquelado, y el relámpago se dibujó en el vidrio que rodeaba el busto de la pasión. Las rodillas en el suelo de la extasiada se pusieron rígidas, cuando los muslos se pusieron rojos de llovizna; y luego contarían que había intentado gritar, pero que el gesto sardo en la boca se lo impedía, y la iglesia era todo altar, de ángeles en coro y paredes que parecían derretirse. El pecado era un cuento de imbéciles. ¡Que va a hacer!, gritó la crespa, ¿Que haremos, dijo la monja…?

(*) de los "cuentos automáticos sin conienzo"
www.callesintacto.blogspot.com

El desayuno maldito
LAS 24 MALdiciones (*)

el chiquillo tenía una maldición: le habían abortado la vida cerca de los cuatro años debido a las actividades prejuiciosas de sus padres; un marino de alerce viejo que paseaba todas las tardes por las cornisas de edificios, siempre a la misma hora. Su madre no lo hacía mejor, pues cuando no estaba destornillando su cabeza a sudados jirones, estaba servida en mesa, en algún buen hogar del sector, acompañada de los mejores vinos y especias, que a veces le quemaban la piel durante días.
El niño, de aspecto inerme caminaba; más bien rondaba por su gran y bella ciudad.

Por la mañana, la maldición ordenaba que debía beber dos cafés y comer cuatro galletas blandas acompañadas de mermelada hecha de sangre; receta delicada robada por su madre en uno de sus banquetes. Cuando el frío era agobiante, dejaba uno de estos bocados para las doce un cuarto, hora en que se topaba con su padre en una escalera cercana al correo. El entregaba la galleta al padre y este a su vez, devolvía de su mano no enguantada una paloma moribunda. Ambos almorzaban juntos.
Sus tardes eran iguales, virtud patriarcal. Primero, recorría el suburbio hasta llegar al centro del pueblo, siempre maldiciendo en voz alta. Cuando le rodeaban gentes, más de alguno se sentía ofendido y devolvía garabatos y manotazos al aire. Antes de cruzar el Arco de las Bendiciones, quitaba una moneda a una ciega, especie de ornamento inerte en la fachada, quien maldecía en silencio al perro ladrón. Al instante, la moneda era chupada durante varias cuadras, y los escupos iban directo a las espaldas de los transeúntes que lo adelantaban.
Son casi las dos y media y la vista es formidable. En horizontal, una fila de verticales colores gris, azul cobalto y blancos, matizadas con hilachas negras, amarillas, y una que otra mochila roja, forman el río de estudiantes que, en dirección contraria al perro maldito vestido entero de naranjo, apresuran el paso en busca de la puerta del colegio. Esta era su hora predilecta, pues la maldición parecía a la vez la más ejemplar. Desde la boca sonaba el metal entre los dientes, era casi un lenguaje. Quedándose quieto, entre chiquillos de su misma edad y sin maldiciones, babeaba la última sorba de saliva amarga. Corría entonces, una gruesa sopa transparente por el mentón, cuello, pecho; luego por la entrepierna y la pierna a la vez, hasta llegar a sus zapatos y desde ahí al suelo. La reacción del montón…

*de los cuentos automáticos sin comienzo

f a k !!!

Syd Barret 1946-2006



¿COMO SE DESPIDE A UN AMIGO CUANDO NO SE LE CONOCE?..

Syd ha muerto y ni siquiera pude decirle adiós.

Aunque es una de las cosas que más prefiere, Cristián Fuica ya no quiere pintar...
la carencia

LA sorda miseria (*)

la felicidad era esta vez para siempre. Nunca, ni siquiera en un día de cumpleaños de infancia había sentido tan grata sensación; valía por mil fornicaciones y más de veinte pasteles de jugosa crema; o galopes infinitos en el mejor pura sangre, el bienestar no era igualado en el placer óptico del paisaje más bello, de la luz preferida y con los ingredientes terrestres, mundanos y hedonistas con que se quisiese adornar. Todo era plenitud, como la morfina corriendo por las venas de un sangrante moribundo; o la alegría de un apostador gañan, quien cuando se salva de sus errados actos, sabe que la diferencia entre la suerte y la muerte es tan sólo una letra.
¿Cuando se le ha dicho a alguien que es feliz?, lo más probable es que nunca, salvo a este ser, que en su paseo triunfante hasta el sitio elegido, unas cien caras, de las trescientas o mil que observó en su trayecto, gesticularon envidia y deseos de estar en su lugar; algunos incluso imaginaron matarlo silenciosamente, destornillar sus huesos, rasgarlo y ponerse su piel, ya sea para intentar igualar su estado, o al menos para ocupar un minuto de su felicidad disfrazándose con el pellejo, en un acto absurdo de mimesis desesperada.
Para esa hora ya no quedaban pájaros en el cielo. Iluminado el grupo entero solamente por dos teas fugaces, fueron recibidos por el verdugo. La ciudad entera esperaba, o al menos lo que a esas alturas iba quedando de ella, ya que el mal avanzaba rápido y en un rato comenzarían aterradoras voces, los gritos y también las sombras andantes de gran altura, que más que asustar hacían triza el alma. Si alguien quería ocultarse era peor, ya que el ojo asomaba sin avisar sobre lo que fuese: una pared, una frazada, en los postigos de las puertas y hasta en las palmas de las manos.
Nadie hablaría hasta el final, excepto por un viejo supersticioso quien, sin la envidia de los demás, tiró varias monedas de plata encima del entablado y pidió ser reemplazado por el condenado. Algunos rieron levemente, otros sintieron la misma lástima que llevaban también dentro.
El verdugo fue preciso, y el afortunado bendijo su gracia por última vez gritando, -¡apenas pueda, volveré por algunos de ustedes, os prometo! La cabeza fue a dar justo entre las monedas.
Esa misma madrugada el ojo volvió a aparecer acompañado del nuevo acompañante...

*(de los cuentos automáticos sin comienzo)

LA SANGRE NEGRA


LA sangre negra. Secada al sol por constantes tardes verdes, de aves y de grillos por las noches. La inigualable mancha tendida se retuerce por dentro cuando este sol la aplana aún más. Se sosiega en las mañanas con el frío aire que baja de la cordillera, se atraganta y se cierne como un bólido ocurrente de llamas; se apega a tus ojos sin molestar en lo más mínimo. Ejecuta pasiones en lo más profundo porque es una sangre herida, capacitada para absorber miedos, trémulos nocturnos y voraces. En el paisaje, quieta, a veces con insectos encima, palpa la roca y brilla si es que uno se concentra bien…

ah?...


Carta sin maleta.



¿Donde habías estado todo este tiempo?, nunca, ni siquiera la imaginé, y para colmo yo sin llaves. ¡Nada de niñitos de guardería aquí, carajo! Lo importante sería al menos recordar el par de apellidos que suceden a tu nombre del cual apenas menciono en la mente. Que edad tendrías aún si estuvieras a mi lado, no más de veinte y algo, no más que un relajo de edad inscrito en tu carita helada en una esquina lluviosa. Hablo de una, de otra; la sigilosa verdad, acostumbrada a obedecer, serena como todas las cosas que te deben rodear hoy. No importa si existe eso que llaman cariño, la oficialidad de un carácter que aporte los dichos precisos saldrán con la nueva primavera. Tal vez, Tal vez si. No, dices tú; y que nada crece en mis hombros salvo un madero vertical que se parece a la mitad de una cruz o a una alondra gigante acostumbrada a herir a gente inocente como tú o yo. Cabeza en el recuerdo ha de llamarse esto, recital de esperanzas, parecido a un gran remolino furtivo que corre entre los metros que separan ambos cuerpos. Porque es cierto. La lejanía si existe y todos quieren ir lo mas lejos para sentirse cerca consigo mismos; incluso yo…pero se nos olvida, que de tantos ojos empapados los nuestros son los primeros en caer y ver luces flácidas, agonizantes. En voz baja entonces, imploremos que el mundo sólo tenga un metro cuadrado, al menos eso pido yo.
¡Que me importa si las aves migratorias no tienen donde ir!

CIUDAD A ORILLAS


Pintura en acrílico sobre tela y papel ,de 1.20 x 80, espera en un rincón del taller que el río suba...nada más que decir.