Con la lengua le recogía el cerumen. Un perrito lanudo, de color verdoso y manchas apareció en la escena. ¿No me diga que con el perro también?


La ficción se ha puesto muy pesada, y en los últimos meses se precipita todo. Incluso aquel, que se precipitó de un séptimo piso en el mes de noviembre, hace justo un año.

Una profesora entrada en años, con su delantalcito muy blanco, su pelo escarmenado casi escultórico, teñido anaranjado con las llamas de cuarenta años, enfrente de cuarenta cabezas con dos ojos cada una, mirando. Un atado de libros tocándole los pechos, oprimiéndolos en cada viaje a la sala de clases. Llendo por el patio iluminado en tragedia. Cruzando con la vista al frente y con cada paso corto recordando, que un día había querido tirar los libros a medio camino y darles de patadas, hundirles el taco en el número de curso de la tapa y arrancar hoja por hoja la tinta, blasfemar a su alrededor, manotear el aire a su antojo, mirar el cielo quedando muda y por último, recoger su paño con el cual ha limpiado infinitamente su silla y pupitre de maestre y secar una lágrima ya vieja en la orilla del ojo. Pero ya no había más sendero que este. Una línea invisible, que vista desde arriba parecería un cable de corriente mortal o una hilacha de sangre, o una cana eterna.



Si con el sol funciona, con parafina también. No ve que los dos dan calorcito. Vieja idiota. Con esa capa pulposa sobre la lengua nada ha de funcionar.


Recuerdo con aquella sonata, a mi cabeza afiebrada, pensando y pensando. De todos los sueños que he tenido durante la noche, inclusive de los no recordados y de la última vez que me oriné en la cama, de una lámpara hecha con palos de helados nunca comidos y de una imagen pegada en la pared de un zorro fotografiado para un calendario de 1981. Con los bordes hacia fuera de tanta humedad.

El análisis estético de un lápiz bic cristal color azul. A eso me refiero con lo de sincretismo entre la unidad armónica de una superficie de mesa muy limpia y las baldosas con tierra del jardín. ¿Me entiende ahora?






(extractos torcidos e informes de los "Cuentos automáticos sin comienzo"

1 comentario:

Tamara Jofré Zencovich dijo...

Con todas esas palabras me viene un ataque fulminante de inspiracion comprimida en cápsulas transparentes.

cariños!