LA SANGRE NEGRA


LA sangre negra. Secada al sol por constantes tardes verdes, de aves y de grillos por las noches. La inigualable mancha tendida se retuerce por dentro cuando este sol la aplana aún más. Se sosiega en las mañanas con el frío aire que baja de la cordillera, se atraganta y se cierne como un bólido ocurrente de llamas; se apega a tus ojos sin molestar en lo más mínimo. Ejecuta pasiones en lo más profundo porque es una sangre herida, capacitada para absorber miedos, trémulos nocturnos y voraces. En el paisaje, quieta, a veces con insectos encima, palpa la roca y brilla si es que uno se concentra bien…

1 comentario:

Tonia dijo...
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